jueves, 30 de septiembre de 2010

Salideras bancarias: una ley inútil y costosa


El debate realizado ayer en la Cámara de Senadores por el proyecto de protección a las salideras bancarias ha sido extremadamente pobre y revela la escasa capacidad intelectual, la carencia de perspectiva política y la ausencia de autocrítica de los miembros de todas las bancadas. En este debate ha quedado claramente en evidencia la mentalidad estatista y contraria al sistema de libre empresa que predomina en el pensamiento de los políticos argentinos de todos los partidos.

No hubo un solo legislador de ninguno de los partidos que intervinieron en el debate que dijera la verdad, que situara el problema donde efectivamente está, que es en el fracaso global de la política de seguridad del estado, del cual el fenómeno de las salideras bancarias no es más que una manifestación entre muchas otras. En cambio, los legisladores argentinos peronistas, kichneristas y de los otros, los radicales y los del resto de los partidos, decidieron obligar a las entidades bancarias a adoptar una serie de medidas de dudosa efectividad pero, en definitiva, lo que hicieron fue establecer nuevas obligaciones para las entidades bancarias que implican aumentar los costos operativos, que serán finalmente trasladados a los clientes de los bancos.

Es sumamente dudoso que la aplicación de estas medidas produzca algún beneficio práctico porque, en definitiva, el problema de fondo seguirá vigente, ya que la causa real del aumento de la delincuencia es el hecho de que los malhechores no deben pagar precio alguno por la comisión de delitos como consecuencia de la inoperancia del sistema policial y judicial. Esta es la responsabilidad del estado que los legisladores omiten asumir poque prefieren incurrir en la absurda argumentación de que son los bancos quienes tienen la culpa de que sus clientes sean asaltados. El estado argentino, que tanto se inmiscuye en cuestiones como ésta, que nada tienen que ver con sus genuinas funciones, se abstiene de resolver precisamente aquellos problemas cuya existencia justifica la creación de un organismo estatal. Señores legisladores, ustedes también están sumando su aporte a la declinación general de nuestro país y la degradación de la calidad de vida de nuestro pueblo. Asuman la responsabilidad que les compete...

miércoles, 29 de septiembre de 2010

La opción del momento: república formal o dictadura kirchnerista


La concentración de ayer frente al Palacio de Tribunales, donde los oradores pronunciaron discursos incendiarios en defensa de la “ley de medios” y atacaron a la Suprema Corte de Justicia por no legitimar la constitucionalidad de la norma, no representa a la Argentina real. Por grandes que sean las discrepancias y las incertidumbres que sobrevuelan a nuestro país, está claro que no existen grupos efectivamente representativos que legitimen los argumentos y los métodos exhibidos en la manifestación de ayer.

El problema que se plantea, ante los exabruptos de ayer, es el de darles una significación y atribuirles una valoración apropiada. ¿Qué tan grave y qué tan peligroso es lo sucedido ayer? ¿Es la concentración de ayer un mero incidente o prefigura episodios de mayor trascendencia?

Estas preguntas no tienen respuestas categóricas, concluyentes y definitivas aunque hay algunos datos que permiten entrever la evolución de los acontecimientos. El punto central es que, de acuerdo con algunos antecedentes, se podría expresar que, ante respuestas institucionales firmes, el kirchnerismo retrocede. Por ejemplo, cuando el Congreso rechazó las retenciones móviles a través del “voto no positivo” del vicepresidente Julio Cobos, el gobierno derogó inmediatamente el decreto. Por eso, cabe presumir que, en la medida en que se confirmen las versiones que mencionan que, para la Corte, la manifestación de ayer tiene “cero influencia”, razonable creer –aunque no existe certeza alguna y corresponde seguir con atención la marcha de los acontecimientos- que las presiones del gobierno sobre la Corte concluyan por extinguirse aunque es probable que no en forma inmediata.

En este sentido, es importante que todos los sectores que -independientemente de nuestras respectivas posiciones políticas e inclinaciones ideológicas- reivindicamos los valores republicanos y democráticos, apoyemos firme e indeclinablemente el principio de la independencia del Poder Judicial frente a los embates del gobierno dictarorial del matrimonio Kirchner. Esta es la cuestión inmediata, antes que cualquier otro debate referido al ordenamiento económico, la política de seguridad o cualquier otro asunto referido a la gestión de gobierno. La opción del momento es “república formal o dictadura kirchnerista”. Quienes reivindicamos el liberalismo debemos tener claro de qué lado estamos, aún sabiendo que muchos de nuestros compañeros de ruta en este tramo tienen concepciones políticas y económicas que no coinciden con las nuestras. Pero es necesario garantizar la vigencia de la república para que quede garantizado el espacio apropiado para poder participar de debates por las cuestiones de fondo. Porque sin república no hay debate y sin debate no hay margen para que los liberales expresemos nuestras posiciones.

martes, 28 de septiembre de 2010

Veintisiete años de ausencia


Después de 27 años de vida democrática, el liberalismo continúa sin encontrar un espacio en la vida política argentina. Este hecho debería motorizar, en aquellos que creemos que la economía de mercado, el estado de derecho, el respeto por los individuos en cuando tales, son los caminos apropiados para promover el progreso de la sociedad y el bienestar del pueblo, algún tipo de reflexión. Algún motivo, alguna explicación debería haber para que, en casi 30 años, no haya sido posible insertar, en el sistema político argentino, una corriente que exprese al liberalismo.


En parte, esa ausencia del liberalismo del sistema político se explica por factores exógenos. La población de nuestro país es mayoritariamente adversaria del liberalismo, rechaza los principios liberales, adhiere a otro tipo de corrientes políticas. Sin embargo, esa posición, aunque mayoritaria, no es unánime ni el rechazo es tan absoluto ni tan categórico, al menos en la totalidad de la población. Esta base, minoritaria pero no desdeñable, debería permitir el desarrollo de una acción práctica que permita ampliar los apoyos sociales y la representación formal del liberalismo en los espacios institucionales.

Porque así como hay factores exógenos que explican el fracaso del liberalismo para insertarse en el sistema político, también hay ingredientes endógenos del liberalismo que explican esa ausencia. Es evidente que quienes reivindicamos el liberalismo seguramente hemos cometido errores que han provocado este fracaso, el cual, afortunadamente, no es irreversible.

Este blog, que hoy inauguramos, tiene como propósito definido la apertura de un espacio para relfexionar en voz alta acerca del lugar que al liberalismo le compete jugar en el contexto de la sociedad argentina. El propósito es avanzar día a día con estas consideraciones para ir, gradualmente, unificando criterios, extrayendo conclusiones, aclarando conceptos y elaborando cursos posibles de acción práctica. Quizá, a través de una reflexión sistemática y cotidiana, logremos empezar a encontrar los caminos que nos permitan ir saldando la deuda que los liberales argentinos tenemos con nosotros mismos y con nuestro país. El intento vale la pena. Tratemos de ir superando uno a uno los obstáculos que se vayan presentando ante nosotros.