Se ha producido un apaciguamiento coyuntural en la tensa situación social y política en la que Argentina estuvo inmersa durante más de una semana. El Parque Indoamericano, foco central del conflicto que tuvo en vilo al país durante casi diez días ha quedado desocupado en respuesta a una propuesta conjunta de los gobiernos nacional y porteño en relación a la puesta en marcha de un plan de viviendas populares. Esto no resuelve el problema de fondo pero, al menos, permite destrabar el punto muerto en el que estábamos inmersos hasta ayer. Hay margen, ahora, para pensar con mayor tranquilidad en la búsqueda de soluciones definitiva.
Es necesario, ante todo, expresar con la mayor claridad que el problema no tiene solución inmediata y que la solución de fondo sólo es factible en el contexto de un programa económico global cuya vigencia sea sostenida a través del tiempo. He allí el problema más grave. Es inimaginable que el kirchnerismo sea capaz de implementar una política de esa naturaleza. Para que el problema habitacional encuentre una vía de solución efectiva es necesaria la aplicación de una política que de lugar al pleno desarrollo económico sin el estímulo del estado pero sin los obstáculos que el estado argentino interpone a la inversión de riesgo.
La cobertura del déficit habitacional que padece nuestro país y que fue el detonante de la crisis de los últimos días requiere la puesta en marcha del tipo de políticas que la población y los políticos que esa población vota no desean aplicar. Por eso este apaciguamiento coyuntural difícilmente sirva para avanzar hacia soluciones más duraderas. Es triste decirlo pero, aunque hayamos salido del atolladero en el que estábamos sumidos, no hay margen para creer que esto derivará en una mejoría sustancial de toda la situación. La gente que en su desesperación ocupó el Parque Indoamericano y otros predios seguirá viviendo misérrimamente, los delincuentes y narcotraficantes que se han apoderado de las villas seguirán con sus delitos y los políticos continuarán con sus alquimias institucionales a expensas del pueblo.
No hay, lamentablemente, esperanzas consistentes de que la situación cambie. Pero los liberales debemos decir, con voz bien alta, que nosotros estamos en condiciones de ofrecer respuestas satisfactorias y viables al problema habitacional. No son soluciones fáciles ni demagógicas. Se trata de politivcas que demandan el cumplimiento de ciertas condiciones, la primera de las cuales es la vigencia de un ordenamiento legal que asegure el pleno ejercicio de la propiedad como incentivo para que haya empresas dispuestas a realizar inversiones productivas con la seguridad de que sus ganancias no serán confiscadas. Es necesario, además, que haya una moneda estable para que la inflación no desvalorice los frutos del trabajo, de la producción y de la inversión. En ese marco de seguridad jurídica y estabilidad monetaria, las instituciones financieras encontrarán que el crédito hipotecario es un excelente negocio porque el crecimiento general de la economía abrirá fuentes de trabajo que darán lugar a que mucha gente pueda afrontar el pago de la cuota para tener su casa.
Todo esto no es ciencia ficción. Esto es algo que se puede empezar a poner en marcha ya mismo, hoy si lo deseáramos. No es una solución utópica. Es, por el contrario, un camino posible y a nuestro alcance y es, en definitiva, la solución de fondo, no es un paliativo, no es un parche ni un anuncio mediático. Hay una solución al problema habitacional pero la aplicación de esta solución requiere la puesta en marcha de una política general de orientación liberal. Esto es algo que los políticos y la mayoría del pueblo rechazan. Pero la solución está y los liberales la podemos ofrecer para que el pueblo argentino se beneficie de ella. Es una solución que exige trabajo y esfuerzo, no es una solución mágica. Pero es lo mejor que cabe hacer dentro de las posibilidades humanas. Los milagros no existen. Los liberales no prometemos milagros. Los liberales decimos la verdad. Por eso las soluciones que proponemos son humanamente viables. La alternativa es ocupar el Parque Indoamericano o vivir en una villa miseria. La decisión depende de todos nosotros.
Es necesario, ante todo, expresar con la mayor claridad que el problema no tiene solución inmediata y que la solución de fondo sólo es factible en el contexto de un programa económico global cuya vigencia sea sostenida a través del tiempo. He allí el problema más grave. Es inimaginable que el kirchnerismo sea capaz de implementar una política de esa naturaleza. Para que el problema habitacional encuentre una vía de solución efectiva es necesaria la aplicación de una política que de lugar al pleno desarrollo económico sin el estímulo del estado pero sin los obstáculos que el estado argentino interpone a la inversión de riesgo.
La cobertura del déficit habitacional que padece nuestro país y que fue el detonante de la crisis de los últimos días requiere la puesta en marcha del tipo de políticas que la población y los políticos que esa población vota no desean aplicar. Por eso este apaciguamiento coyuntural difícilmente sirva para avanzar hacia soluciones más duraderas. Es triste decirlo pero, aunque hayamos salido del atolladero en el que estábamos sumidos, no hay margen para creer que esto derivará en una mejoría sustancial de toda la situación. La gente que en su desesperación ocupó el Parque Indoamericano y otros predios seguirá viviendo misérrimamente, los delincuentes y narcotraficantes que se han apoderado de las villas seguirán con sus delitos y los políticos continuarán con sus alquimias institucionales a expensas del pueblo.
No hay, lamentablemente, esperanzas consistentes de que la situación cambie. Pero los liberales debemos decir, con voz bien alta, que nosotros estamos en condiciones de ofrecer respuestas satisfactorias y viables al problema habitacional. No son soluciones fáciles ni demagógicas. Se trata de politivcas que demandan el cumplimiento de ciertas condiciones, la primera de las cuales es la vigencia de un ordenamiento legal que asegure el pleno ejercicio de la propiedad como incentivo para que haya empresas dispuestas a realizar inversiones productivas con la seguridad de que sus ganancias no serán confiscadas. Es necesario, además, que haya una moneda estable para que la inflación no desvalorice los frutos del trabajo, de la producción y de la inversión. En ese marco de seguridad jurídica y estabilidad monetaria, las instituciones financieras encontrarán que el crédito hipotecario es un excelente negocio porque el crecimiento general de la economía abrirá fuentes de trabajo que darán lugar a que mucha gente pueda afrontar el pago de la cuota para tener su casa.
Todo esto no es ciencia ficción. Esto es algo que se puede empezar a poner en marcha ya mismo, hoy si lo deseáramos. No es una solución utópica. Es, por el contrario, un camino posible y a nuestro alcance y es, en definitiva, la solución de fondo, no es un paliativo, no es un parche ni un anuncio mediático. Hay una solución al problema habitacional pero la aplicación de esta solución requiere la puesta en marcha de una política general de orientación liberal. Esto es algo que los políticos y la mayoría del pueblo rechazan. Pero la solución está y los liberales la podemos ofrecer para que el pueblo argentino se beneficie de ella. Es una solución que exige trabajo y esfuerzo, no es una solución mágica. Pero es lo mejor que cabe hacer dentro de las posibilidades humanas. Los milagros no existen. Los liberales no prometemos milagros. Los liberales decimos la verdad. Por eso las soluciones que proponemos son humanamente viables. La alternativa es ocupar el Parque Indoamericano o vivir en una villa miseria. La decisión depende de todos nosotros.
AMIGO ,SE TRATA DE UN LAVADO CON CHAMPU,DE UNA HERIDA DE CANCER....NO ES CONVENIENTE PARA ESTE GOBIERNO QUE LA GENTE CREZCA ..NECESITA SEGUIR USANDOLOS ..CLIENTELISMO QUE LE LLAMAN.
ResponderEliminarHAGO UNA COMPARACION,UN FUMIGADOR VA HA CONTROLAR LA INVASION DE CUCARACHAS PERO NUNCA VA HA PONER UN VENENO QUE LAS EXTERMINE,PORQUE SE LE ACABA EL NEGOCIO. SALUDOS
"Hay una solución al problema habitacional pero la aplicación de esta solución requiere la puesta en marcha de una política general de orientación liberal"... Excelente análisis!!! (Marcela T.)
ResponderEliminarTodo muy lindo..., hay que ver cómo se implementa en este país -dadas las estructuras sociales arraigadas típicamente anti-liberales- En el mejor de los casos, suponiendo que el librealismo que predicás sea realmente eficiente, tal proceso puede llegar a durar varios años. Mi pregunta es: ¿qué hacemos mientras tanto con los hambrientos, los excluidos, los marginados y todos aquellos que carecen de recursos mínimos y básicos para la humana subsistencia?
ResponderEliminarSaludos
R.P.
Ayudalos, vos y todos los que están tan preocupados por este tema pero lo pretenden resolver con dinero ajeno
ResponderEliminarAnónimo; al menos poné tu nombre! ¿De qué tenés miedo?
ResponderEliminarEl Estado debe garantizar minimamente la educación, la salud y ciertas seguridades básicas a los más necesitados.
R.P.
Yo creo que la solucion sera larga y lenta, y no depende ni del liberalismo ni del progresismo. Es solamente hacer cumplir y cumplir las leyes,y todo se irá acomodando, los excluidos serán los primeros porque habrá trabajo legal para muchos mas. Se empieza así, ordenándonos, dando seguridad juridica para nosotros y para los inversores de afuera.
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