viernes, 19 de agosto de 2011

Los K vienen por todo

La advertencia del presidente del Comité Nacional del radicalismo, Ernesto Sanz, en el sentido de que "de persistir la tendencia que se verificó en las primarias, estaríamos ante un grave peligro institucional, que sería un desequilibrio de poder en la Argentina", es absolutamente cierta. Nadie que tenga una somera idea acerca de qué es el kirchnerismo pude ignorar lo que se viene si el 23 de octubre se ratifica o se amplía la victoria del oficialismo. Hace más de ocho años que los K vienen “mostrando la hilacha” como para que ignoremos el peligro ante el que estamos expuestos. Una victoria K implicará, lisa y llanamente, el fin de la libertad en nuestro país.

Los K vienen por todo. El objetivo del gobierno es instituir el poder total, hegemónico e ilimitado. Por supuesto que no lo dicen abiertamente, no son tan necios de expresarlo taxativamente pero, del mismo modo, tampoco podemos nosotros ser tan ingenuos de desconocer cuáles son sus reales intenciones. El kirchnerismo es un movimiento político con propensiones totalitarias y sólo quien no quiera observar la realidad podría desconocer cuáles son sus intenciones reales.

Los argentinos que valoramos la libertad estamos en problemas. Nos encontramos ante la perspectiva de que la libertad sea definitivamente aniquilada en nuestro país. Y, para colmo, los métodos a través de los cuales ese aniquilamiento está en vísperas de producirse son absolutamente legítimos e inobjetables. Si los K eliminan la libertad porque ganaron las elecciones, no habrá nada para cuestionar. Nadie podrá decir que no sabía lo que votaba ni que la victoria haya sido ilegítima. Las denuncias de fraude no tienen fundamentos sólidos y suenan más bien a pretexto que a objeción consistente.

Por eso es oportuna la advertencia de Sanz. El presidente del radicalismo ha situado el problema en su verdadera dimensión. Lo que está en riesgo no es la libertad económica, que es quizá una dimensión más sofisticada de la libertad. Lo que peligra es la libertad básica de poder decir aquello que uno piensa, de poder estar informado en forma pluralista, de poder disentir con el gobierno sin sufrir consecuencias por ello. Ante este peligro, la discusión acerca de si está abierta o cerrada la importación, si hay o no manipulación de precios, si el intervencionismo del estado limita las posibilidades de elección de los productos que consumimos, es una cuestión secundaria.

No es casual que haya sido el radicalismo el partido que advirtió acerca de ese peligro. La tradición de la UCR está nítidamente emparentada con el sostenimiento de esos valores ciudadanos básicos y los liberales más puros coincidimos con esos principios fundacionales del radicalismo, sin perjuicio de que disintamos con las inclinaciones socialdemócratas que predominan actualmente en la visión económica del partido fundado por Alem.

La cuestión clave, en definitiva, es que el pueblo argentino ha convalidado en las urnas la aniquilación de la República, seducido por un superficial bienestar económico que, por lo demás, carece por completo de sustentación en el mediano y largo plazo. Argentina se encamina, por decisión de su propio pueblo, hacia su conversión en una dictadura de hecho, aunque el kirchnerismo, de acuerdo con sus necesidades, quizá esté dispuesto a preservar algunas formas (y aún esto no es seguro).

La razón por la cual sorprende que esto suceda es que no se percibe “en la calle” un clima propenso a apoyar a una dictadura. No estamos como en las épocas de Perón, en las cuales el clima de adhesión al régimen era festivo, expresivo, bochinchero. El apoyo que el gobierno obtiene es silencioso, parco, seco, pero, en las urnas, todos los votos valen igual. Lo grave y preocupante de todo esto es que parecería que a los argentinos la libertad, la república, la democracia parecen no importarles. Pero el problema es que, de ese modo, están generando las condiciones para que los K les quiten también, cuando ya no puedan oponerse, el mendrugo con el que ahora les compran el voto. Cuando los K tengan todo el poder en sus manos, no necesitarán preocuparse de darle a los argentinos la migaja que le dan ahora para obtener su voto porque no necesitarán su voto o porque emplearán medios más coactivos para obtenerlo.

Estamos ante un riesgo muy serio y nos queda muy poco tiempo para superar o al menos atenuar los efectos del trance. En ese sentido, las palabras de Sanz fueron oportunas. Quizá esa pueda haber sido la chispa que haga propagar el incendio en el cual se inmolen las ensoñaciones dictatoriales y hegemónicas del gobierno kirchnerista.

7 comentarios:

  1. Esto es otra boludes Judía!!!!

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    1. En un blok K te hubiesen insultado cien tipos, hubiesen obtenido tu IP y ya tendrías a la Secretaría de Inteligencia en tu casa, en un blog Liberal ya pasaron 6 meses y tu comentarios sigue...

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  2. el Nacional Socialismo nada tiene que ver con el kirchtner al contrario en el kirchtnerismo pulula la judería

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  3. Es verdad que los políticos de la oposición se merecen el voto castigo. Pero el pueblo no es suicida. No votó a cristina para castigar a esos políticos y a sí mismo. El pueblo NO votó a cristina. Nadie que haya estado en una mesa electoral y haya visto el manoseo perpetrado por los oficialistas contra los opositores (porque no había fiscales para defenderlos) podría decir eso sin faltar a la verdad. Quienes afirman eso son argentinos que sólo critican, sin participar, u oficialistas que quieren llevar agua a su molino.

    Los K tenían todos los ardides muy bien estudiados de antemano. Ni bien entré a la escuela, a primera hora, tomé conciencia del FRAUDE CANTADO.

    ELIZABETH LOPEZ

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  4. Sanz no debió haberse bajado de la candidatura. Alfonsin nos está entregando.

    ELIZABETH LOPEZ

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  5. que habla ahora don Ernesto!! no se hubiera bajado de la candidatura, capaz sacaban mas votos.

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  6. Arreglaron los nros porque somos un pueblo corrupto y demagogo!!! Se acuerdan como nos escandalizamos cdo el Pte de Uruguay lo dijo? Lamentablemente un 50.6% LO ES!!!

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