martes, 19 de julio de 2011

Carlotto, un lobo con piel de cordero

La actitud del kirchnerismo en el sentido de negarse a dar por terminado el acoso contra los hermanos Noble Herrera pone de manifiesto una vez más la catadura moral del gobierno y deja al descubierto cómo la supuesta defensa de los derechos humanos no es otra cosa que un instrumento de acción política.

Nada de esto, la inmoralidad del kirchnerismo ni el empleo de los derechos humanos como pretexto para encubrir designios políticos son hechos nuevos. Lo cierto es que, hasta ahora, tanto kirchneristas como “derechohumanistas” venían logrando disimular con bastante éxito sus verdaderas naturalezas. La actitud frente al caso de los hermanos Noble Herrera hace salir a la superficie aquello que, hasta ahora, estaba encubierto por las conductas demagógicas que lo escondían.

El gobierno y Estela Carlotto se niegan a admitir la realidad, es decir, que la justicia está demostrando que es falso que los hermanos Noble Herrera sean hijos de desaparecidos porque ese hecho tiene efectos negativos en función de sus intencionalidades políticas. El kirchnerismo eligió al Grupo Clarín como enemigo político y Estela Carlotto, una funcionaria sin cargo formal pero que integra para-oficialmente el elenco gobernante, se presta para fogonear la ofensiva oficialista contra esa empresa, para lo cual emplea un recurso abyecto, como el de inventarle a la dueña de la firma el delito de “apropiación”.

Sería bueno saber cómo se sienten aquellas familias que verdaderamente buscan a sus nietos perdidos sin otras motivaciones que restablecer lazos de sangre con quienes son sus descendientes pero sin finalidades políticas. La señora Estela de Carlotto es un lobo con piel de cordero que, hasta ahora, ha logrado engañar a mucha gente pero que, con esta actitud, está mostrando su verdadera naturaleza moral.

La cuestión de las violaciones a los derechos humanos toca nervios sensibles de la sociedad argentina. La metodología que fue empleada para combatir a las organizaciones guerrilleras fue cruel y despiadada. Las razones por las que eso sucedió involucran un análisis sociológico bastante complejo que no viene al caso realizar ahora. Lo cierto es que las violaciones a los derechos humanos fueron un fenómeno de magnitud y que eso moviliza la sensibilidad de un elevado porcentaje de la población del país.

Sobre ese sustrato ética y políticamente legítimo se montaron las Madres y las Abuelas de la Plaza de Mayo para ponerse al servicio del proyecto kirchnerista. Porque una cosa es buscar a los hijos de padres desaparecidos y otra cosa muy diferente es darle a esa búsqueda un contenido político específico. Esto último es lo que hace Estela Carlotto aunque, hipócritamente, siempre haya pretendido aparentar otra cosa. La señora Carlotto siempre fue la misma aunque a lo largo de mucho tiempo se mostró con una imagen de “abuelita buena” que le permitió despertar la simpatía de mucha gente que valoraba su seriedad y su moderación en el desarrollo de su tarea. Lo cierto es que muchas de sus expresiones permitían percibir la naturaleza real de sus designios pero resultaba difícil demostrar el engaño y, por lo tanto, quien intentaba cuestionar a Carlotto terminaba identificado con los “represores”.

La conducta de Carlotto en relación al caso Noble Herrera tiene el efecto de que la máscara se está cayendo. Del gobierno, representado por Aníbal Fernández, esto no sorprende ni llama la atención. Pero Carlotto está, ahora, “mostrando la hilacha”.

La justicia ha determinado que Marcela y Felipe Noble Herrera no son hijos de desaparecidos, mal que le pese al gobierno y a Carlotto. Se desconoce quienes son los padres biológicos de esos jóvenes. Pero dentro de lo que humanamente puede verificarse, ha quedado demostrado que las acusaciones sobre Ernestina Herrera de Noble son falsas. Siempre, dentro del marco de las acciones humanas, puede quedar un ínfimo margen de duda, que es la argumentación esgrimida por Carlotto y por Aníbal Fernández para fundamentar la continuidad del acoso hacia esos jóvenes. Este persistencia en sostener el ataque por motivaciones políticas demuestra quiénes son los kirchneristas –algo que sabemos desde siempre- pero también pone en evidencia, para quienes pudieran no haberlo percibido antes, quién es Estela Barnes de Carlotto, una persona de conducta repudiable que ha desnaturalizado la causa humanitariamente legítima de la búsqueda de los hijos de desaparecidos para ponerla al servicio de un proyecto político inmoral y totalitario.

6 comentarios:

  1. estas señoras están lobotomizadas....

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  2. Muy buena nota. Es muy lamentable cómo este gobierno ha defenestrado todos los valores éticos y los principios morales de gran parte de la sociedad; sobre todo en la cultura en general. Basta con recordar los dichos de Fito Páez..."ejemplos" de degradación!

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  3. Duras palabras, para una cruda realidad. No debemos perder de vista las motivaciones subyacentes que aquí se indican, de ello depende la libertad de la república. Saludos!

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  4. "La justicia ha determinado que Marcela y Felipe Noble Herrera no son hijos de desaparecidos"
    Corrección: No son hijos de 2 de las familias querellantes. Aún no se comparó con el banco genético.

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  5. APROPIADORA y destructora de los DDHH q cristalizó en 30 años atras. dime de q alardeas y te dire de q careces

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  6. El ensayo de ADN tiene sentido si se hace la comparación con un ADN en particular. "Salir al voleo" con el ADN es ridículo hasta irrisorio. Una cosa es defender derechos y otra es salir de pesca.

    Si esta actitud se generalizara todos podríamos ser forzados a donar ADN para ser comparado con alguna injustificada base de datos.

    Es curioso que cuando María Eugenia Rodriguez Araya presentó un proyecto para hace una banco de datos de ADN de violadores todos los "progresistas" se opusieron. Ahora los autodenominados progresistas usan una estrategia peor pues consideran a los hijos de Noble "violadores".

    El que quiera ver que vea y el que no: es K.

    Carlos Stella

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