miércoles, 15 de junio de 2011

Acompañemos la divulgación de los índices de inflación elaborados por las consultoras

El gesto de los diputados opositores que respaldaron ayer la difusión de un promedio de los índices de inflación medidos por consultoras privadas, simboliza el eje de las disputas políticas de la Argentina de esta época. Como la política del kirchnerismo consiste en mentir sistemáticamente, el acto de respaldar la verdad científica se ha convertido en una postura opositora. El kirchnerismo ha provocado que el concepto de verdad se convierta en sí mismo en un motivo de debate político. El gobierno nos ha transportado en el tiempo a la Edad Media, antes del advenimiento del racionalismo, cuando las teorías más disparatadas adquirían legitimidad porque no se requería la confrontación con los hechos concretos para verificar su autenticidad. Entonces, si alguien sostenía que la tierra era plana, el argumento se tornaba verosímil porque no se le exigían pruebas que lo demostraran. El concepto de verificación no se conocía por aquella época.

Eso, negar la validez de las demostraciones, es lo que el kirchnerismo hace actualmente. Por ese motivo la conducta de los diputados opositores tiene significación política ya que marca la diferencia con el gobierno. Los memoriosos cuentan que, cuando Perón se enfrentó con la Iglesia, hasta los opositores ateos iban a misa. Ahora está ocurriendo algo similar. Como el gobierno ha convertido a la mentira en una política oficial, el acto de decir o respaldar la verdad se ha convertido en un gesto de militancia opositora.

Esto de que la verdad se convierta en objeto del debate político debería entrar en el terreno de lo absurdo y hasta de lo cómico si no fuera porque quien provoca esta situación es un gobierno elegido democráticamente dos veces por el pueblo y que, según todas las encuestas, se perfila como favorito para ganar las elecciones de octubre. Que el gobierno mienta, vaya y pase, todos los gobiernos lo hacen. Pero que el pueblo vote a ese gobierno que hace de la mentira una política sistemática ya es más grave. Por eso mismo el gesto de los dirigentes opositores que respaldaron la difusión de un índice de inflación que desmiente las habladurías del oficialismo tiene un perfilado sentido político.

Sucede que, a los efectos del desenvolvimiento general del país y de cada habitante dentro de ese contexto, la verdad no puede estar sujeta a discusión porque, entonces, todas las decisiones se tornan inciertas. No es lo mismo evaluar una hipótesis de inversión con una inflación mínima que con aumentos de precios descontrolados, por ejemplo. Y de milllones de decisiones de ese tipo depende el progreso general y los bienestares individuales de toda la población. Entonces, que se diga o no la verdad no es una cuestión secundaria o anecdótica sino un problema básico, casi previo a cualquier otro. Una vez que se conoce cuál es la situación real en la que nos encontramos puede debatirse –porque eso es inherente al sistema político- cuáles son los problemas prioritarios a los que hay que atender, cuál es el mejor método para abordarlos, cuáles son las políticas que conviene aplicar, etc.

El kirchnerismo ha llevado al reconocimiento de la verdad al centro del debate político y, en ese sentido, el gesto de los legisladores opositores es valioso porque contribuye a marcar una diferencia con el gobierno y a respaldar a las consultoras privadas que miden la inflación y que el gobierno ha estado acosando por medio de multas y denuncias. Pero es necesario señalar que se trata de un debate muy primitivo, muy básico, muy elemental.

Por cierto que no es por casualidad que hayamos llegado a esto sino que ocurre porque así lo ha decidido el pueblo a través de sus pronunciamientos electorales y en medio de circunstancias de crisis y de angustia que permitieron que aventureros como lo Kirchner se encumbren hasta espacios adonde nunca deberían haber llegado si las etapas políticas anteriores hubiesen tenido desenlaces menos traumáticos. Pero, dentro del cuadro general de deterioro en el que estamos inmersos, no nos queda a los liberales otro camino por seguir que acompañar a los diputados opositores que respaldaron la publicación de los índices que reflejan la inflación real. Por muchas diferencias que tengamos con ellos, no nos queda más alternativa que situarnos del lado de la verdad. Cuando la vigencia de la verdad haya quedado definitivamente restablecida, será el momento oportuno de marcar nuestras diferencias con aquellos a quienes ahora nos corresponde apoyar.

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