El anuncio formulado oficialmente ayer por
Afortunadamente, el gobierno llega a esta elección en un momento en el que nuevamente empieza a debilitarse. Es altamente probable que, de ahora en más ese fenómeno tienda a acentuarse, en particular si los opositores producen hechos políticos que pongan en evidencia que son una alternativa viable frente al kirchnerismo.
Conviene en este punto clarificar ciertas cuestiones básicas referidas a lo que una elección representa.
Una elección consiste en seleccionar un candidato entre un menú de postulantes, lo cual no implica una decisión de carácter absoluto y definitivo sino circunstancial y aplicada a la coyuntura específica en la que esa votación se está produciendo. Trasladado este concepto general a la situación particular de
Este es el punto donde debemos ser flexibles en términos ideológicos porque las posturas dogmáticas no tendrán más efecto que favorecer al kirchnerismo. Los liberales tenemos enormes diferencias con todos los candidatos opositores pero, a pesar de eso, tenemos algo en común: estamos dispuestos a convivir en un ordenamiento que reconozca el pluralismo como marco general de la vida política. Los liberales tenemos grandes diferencias con Elisa Carrió, Eduardo Duhalde, Hermes Binner, Ricardo Alfonsín, etc pero, al menos, ninguno de ellos se perfila como un dictador. En otro contexto, este hecho sería irrelevante pero, en el marco de un escenario donde está en juego la vigencia del orden republicano amenazado por un proyecto político con intencionalidades totalitarias, el hecho de que alguien no tenga vocación hegemónica adquiere una significación esencial. Con Carrió, Duhalde, Binner y Alfonsín tenemos enormes diferencias pero al menos compartimos la voluntad de vivir en un marco de respeto por el derecho del otro a expresar su pensamiento, precisamente el requisito que el kirchnerismo quiere eliminar. Lo que estará en juego en la elección de octubre es la vigencia de la república pluralista o la conversión de Argentina en una dictadura monopartidista. Por grandes que sean las diferencias que los liberales tengamos con los candidatos opositores, debemos priorizar lo que es el problema inmediato del país, precisamente para garantizarnos la vigencia de un contexto político que nos permita tratar de divulgar el liberalismo en etapas posteriores...
Si el kirchnerismo gana en octubre, no hay futuro para el liberalismo en
Lo que se deduce de todo esto es que la idea básica con la cual los liberales deberíamos evaluar el voto es la de garantizar la vigencia de la república contra las intenciones hegemónicas del kirchnerismo. Aún no está definitivamente claro cuál es la mejor alternativa para alcanzar ese objetivo coyuntural aunque hay indicios que dan una orientación apreciable. Pero faltan cuatro meses para las elecciones, el desarrollo de la campaña permitirá ofrecerá elementos de juicio que permitirán extraer conclusiones mejor fundamentadas.
Muy buen análisis Alejandro...la prioridad es sacar la lacra kirchnerista. Un abrazo
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