viernes, 2 de septiembre de 2011

Lo grave no es que Randazzo lo diga sino que el pueblo no lo condene

El hecho de que el ministro del interior del actual gobierno intente amedrentar a los medios independientes, no tiene nada de raro ni sorprendente. El kirchnerismo es así y si no actuara de ese modo no sería kirchnerismo. Tiene relativamente poco sentido criticar a Randazzo por hacer lo que está en su naturaleza. Como su posición consiste en descalificar a quien lo critica, los cuestionamientos le resultan indiferentes porque él cree que el motivo de crítica es inválido, interesado, ilegítimo. De ese modo, cualquier diálogo entre los representantes del gobierno y quienes los consideramos unos inmorales es inútil.

Pero lo que sí resulta grave, preocupante y atemorizante es que actitudes como la de Randazzo no tengan costo electoral alguno. Esto significa que, para la amplia mayoría del pueblo argentino, el hecho de que haya medios periodísticos independientes del gobierno –de este gobierno o de cualquier otro- es irrelevante. El problema no es que Randazzo diga lo que dijo. El problema es que no resulte él mismo descalificado por expresar semejante barbaridad. Frente a semejante indiferencia, resulta muy difícil encontrar argumentos. Si a la gente no le importa que vulneren su libertad ¿qué sentido tiene la denuncia de que el gobierno quiere instituir una dictadura?

La pregunta que surge, entonces, es por qué a tan amplios sectores de la sociedad no les importa la vigencia de la libertad, la dignidad humana, el control y la aplicación de límites sobre los actos de gobierno... Tengamos en cuenta que si en Estados Unidos, Inglaterra, España, Alemania, un ministro dijera algo como lo que Randazzo expresó, no podría durar ni cinco minutos más en el cargo. Semejantes declaraciones, en esos países, darían inmediatamente por tierra con la reputación de quien las pronuncie. En la Argentina, en cambio, no afectan en absoluto e inclusive en algunos ámbitos generan aprobación, elevan el prestigio de quien se expresa en esos términos..

Es evidente que existe, en un porcentaje muy elevado de la población del país, un buen grado de desaprensión por los fundamentos del sistema republicano. Debemos hacernos cargo del hecho de que, a la amplia mayoría de los argentinos, no les interesa vivir en el marco de un sistema republicano. Ese es, seguramente, el núcleo del problema. Para el pueblo argentino, en su escala de valores, el bienestar económico inmediato es un valor supemo y no les importa de qué modo se obtiene ese beneficio. Si el precio del bienestar económico es la vigencia de los principios republicanos, el pueblo argentino está absolutamente dispuesto a pagarlo. Por eso el kirchnerismo es un gobierno con una alta dosis de apoyo.

Lo que Randazzo y sus secuaces no pueden soportar es que haya quienes pensamos de otro modo y que haya medios que reflejen esas corrientes críticas. Para el gobierno, legitimado por su victoria, el derecho a descalificar a los medios que simplemente han informado acerca de las irregularidades del escrutinio es inherente a su concepción anti-republicana de la política. Y creen que tienen derecho a actuar de ese modo simplemente porque obtuvieron una amplia victoria.

El riesgo que existe es que, cuando el gobierno profundice sus ataques hacia la libertad, encuentre adhesión popular justamente porque la situación económica pueda seguir siendo próspera en razón de algunas circunstancias externas momentáneamente favorables. La acción de Randazzo contra los medios y la falta de reacción popular en contra de semejante exabrupto es un ejemplo de lo que se viene. Y si la situación económica sigue siendo favorable, es altamente probable que este tipo de abusos queden sin condena social masiva.

Ante este cuadro de situación, no queda más camino ni alternativa que resistir, aguantar y, cuando se pueda, tratar de contraatacar. Existen razones –que exceden el alcance de este análisis- que llevan a conjeturar que hay margen para que el apoyo popular al gobierno empiece a encontrar objeciones y reparos después de consumada la previsible victoria electoral de octubre. Si eso sucede, la posibilidad de comenzar a reivindicar nuevamente la república y la libertad encontrará nuevamente espacio. No está aún todo perdido. Al final de la noche, siempre llega la luz del día...

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