lunes, 5 de septiembre de 2011

El talón de Aquiles del kirchnerismo

La victoria obtenida por el kirchnerismo en la elección del 14 de agosto, y que previsiblemente se repetirá el próximo 23 de octubre, no constituye un cheque en blanco. Quienes hayan votado en favor del oficialismo lo hicieron porque tienen determinadas expectativas. Si esas demandas no son satisfactoriamente cubiertas, los apoyos recibidos por el gobierno podrían convertirse en cuestionamientos.

Aún admitiendo que la situación económica no se deteriore –lo cual es dudoso pero podemos concederlo para facilitar el análisis- resulta sumamente improbable que, con el transcurso del tiempo, no sobrevengan, provocadas precisamente por la relativa estabilidad económica, demandas extra-económicas a las cuales el gobierno difícilmente pueda dar respuestas satisfactorias. El kirchnerismo ha instituido un sistema social inmoral, cuya característica esencial es la aplicación de técnicas de chantaje, donde a cambio de pequeñas concesiones el gobierno condiciona a la gente a prestarle su apoyo. Y mucha gente, en parte por temor y en parte por el deslumbramiento que la maquinaria gubernamental (representada en la figura de la Presidenta) inspira, concluye por ceder a esas presiones.

Pero el paso del tiempo provoca, irremediablemente, que el empleo de estos métodos concluya por desgastarse y que la gente comience a tomar conciencia de la metodología a la que el kirchnerismo recurre. En principio, esto genera simplemente una incomodidad pero, a medida que el tiempo transcurre, se desencadenan tímidas protestas que, finalmente, derivan en rebeliones. Lo que sorprendió, en la elección del 14 de agosto, es que ese sentimiento no se haya manifestado y que la gente mayoritariamente haya priorizado su adhesión al régimen gobernante y no manifestara rechazo por todas las inconsistencias que el oficialismo presenta.

En alguna medida, un antecedente de este fenómeno se vio durante el segundo mandato de Menem, cuando el riojano ganó ampliamente pero, dos años más tarde, sufrió una derrota de la que nunca se repuso ante la Alianza UCR-FREPASO. En el caso del kirchnerismo, parecía que, después de la derrota de 2009, pasaría lo mismo pero los hechos demostraron que no fue así. El oficialismo tuvo la capacidad de “reciclar” su discurso y también la suerte de que el fallecimiento de Néstor Kirchner potenciara la imagen de su esposa.

Sin embargo, como desde el primer día, el kirchnerismo sigue siendo una gran ficción y eso es algo que, irremediablemente, sale a la superficie. Está claro que, próximamente, procurarán “ir por todo”, procurando silenciar a los medios no oficialistas, adueñarse de cuantas empresas y recursos económicos estén a su alcance y ampliar constantemente su maquinaria asistencialista-clientelista. Pero ese avance sobre los espacios sociales es lo que, en algún momento, probablemente comience a generar un rechazo imposible de neutralizar. Si esto no sucede, la Argentina está condenada a sucumbir bajo la hegemonía del totalitarismo kirchnerista.

Pero hay razones para suponer que el pueblo terminará por cansarse de la hipocresía kirchnerista. Todavía ese rechazo –que está latente en el sentimiento colectivo- no emergió, bloqueado por el deslumbramiento provocado por el superficial bienestar económico que el modelo proporciona. En la política argentina hay una tensión entre los valores morales que el kirchnerismo representa y el beneficio material que el gobierno ofrece. Por el momento, esa tensión se viene resolviendo en favor del gobierno. Pero nada dura para siempre. Hay un fenómeno inevitable, que es el desgaste político y la subsiguiente demanda popular de cambio de rumbo y de renovación en los elencos y los estilos de gobierno. Por supuesto, para que esto ocurra, es necesario que aparezcan alternativas válidas en las corrientes de oposición y que el oficialismo no logre consolidar su hegemonía. En la medida en que el modelo vaya mostrando signos de agotamiento, como es altamente probable que suceda, el desgaste y las alternativas irán apareciendo simultáneamente.

3 comentarios:

  1. El denominado kirchnerismo ( un populismo estatista que todavía tiene algo de cuerda ) sucumbirá con la depresión global que ya existe, y se profundizará. Al primer estornudo de Brasil, Argentina se pesa el nuemococo.

    ResponderEliminar
  2. LA INMORALIDAD FUE IMPUESTA POR EL NEOLIBERALISMO DURANTE DECADAS JUNTO A LAS DICTADURAS...PARA HABLAR DE MORAL ELNEOLIBERALISMO DEBE LAVARSE LA BOCA YLASMANOS ANTES DE HABLAR-

    Jorge...

    ResponderEliminar
  3. EL NEOLIBERALISMO ,ES CIERTO ,YA ESTABA,,,PERO LOS ,LE DIERON UNA SOFISTICACIÓN TAL ,QUE PASA LOS LIMITES DE LA INMORALIDAD Y LA CONDUCTA,,,,TANTO QUE SON PARÁSITOS Y SE DESPARACITAN CON LOS POBRES ARGENTINOS,,,¿¿¿SABEN DE QUE PAIS VINIERON???,,,DEL REINO DEL REVES ?????.

    ResponderEliminar