miércoles, 6 de octubre de 2010

La "sensación de impunidad"


Todos los debates referidos a la cuestión de la inseguridad están basados, esencialmente, en hipótesis pero no en datos ciertos. La carencia de estadísticas confiables, tanto actuales como de años anteriores, impide cuantificar con precisión si la inseguridad ha crecido, se ha mantenido estable o ha disminuido. Esta inexistencia de estadísticas confiables es lo que obliga a evaluar el problema de la inseguridad en base a “sensaciones” y, por supuesto, eso permite manipular la argumentación en el sentido que cada uno lo desee. Si hubiera estadísticas confiables se podría afirmar, con números incuestionables que “en los últimos cinco años la cantidad de robos aumentó tanto por ciento, la cantidad de homicidios se mantuvo estable, la cantidad de violaciones disminuyó”, etc. Pero la carencia de esas estadísticas obliga a manejar el problema en el terreno de las “sensaciones” porque es el único parámetro con el que contamos para cuantificar el tema.

Pero este fenómeno de la “sensación de inseguridad” inmediatamente remite al combate del gobierno contra los medios de comunicación. Según los portavoces del kirchnerismo, la “sensación de inseguridad” está instalada porque los medios de comunicación supuestamente “monopólicos” remarcan constantemente los casos aislados de inseguridad para desacreditar al gobierno. Y este es también un argumento imposible de refutar numéricamente porque no hay modo de demostrar que la “sensación de inseguridad” no esté alimentada por la información transmitida a través de los medios de comunicación.

Sucede, sin embargo, que los medios de comunicación siempre contuvieron información sobre casos policiales, aún en épocas donde la inseguridad era muchísimo menor que ahora y donde había menos influencia de la televisión. Son inolvidables aquellos titulares en tipografía gigante del diario “Crónica” que decían, por ejemplo, BAÑO DE SANGRE o conceptos similares. Sin embargo, en aquella época, no se hablaba de “sensación de inseguridad” sencillamente porque no había tal cosa. El sentimiento generalizado era que Argentina era un país razonablemente seguro, lo que no eximía la posibilidad de que efectivamente se produjeran hechos delictivos circunstanciales, como en cualquier otro lugar.

Pero lo que estimula la actual “sensación de inseguridad” es la percepción de que no sólo hay inseguridad sino, lo que es más frustrante, es que hay una gran impunidad... Esta es, probablemente, la clave de la cuestión y es un aspecto del problema que se debería considerar. Más intensa aún que la “sensación de inseguridad” es la “sensación de impunidad” y eso es lo que asusta y multiplica el sentimiento de impotencia frente al crecimiento de la delincuencia. Es probable que éste, la “sensación de impunidad” sea el núcleo del problema de la inseguridad, más aún todavía que la “sensación de inseguridad”. Es bastante probable que si el eje del debate se desplazara desde el concepto de “inseguridad” a la idea de “impunidad”, podríamos encontrar un punto de partida para encauzar el tratamiento del problema, al menos en el plano conceptual. Porque el ministro Aníbal Fernández puede decir, apoyado en la ausencia de estadísticas, que la inseguridad es sólo una “sensación”. Pero le va a resultar mucho más difícil explicar que la impunidad es simplemente una “sensación”. La “sensación de impunidad” por cierto que existe. Pero se trata de una “sensación” fundada en hechos mucho más nítidamente verificables que la cantidad de delitos. Y es, por cierto, muy deprimente el sentimiento no sólo de que se cometen delitos sino que los autores de esos delitos quedan impunes porque el estado se desentiende de la obligación de aplicar las sanciones penales correspondientes. Esa omisión estatal es la principal causa que provoca la “sensación de impunidad” y los responsables, quienes deberían hacerse cargo, son los funcionarios del gobierno, los mismos que niegan el aumento del delito y lo atribuyen a una imaginaria “sensación de inseguridad”...

2 comentarios:

  1. "....La “sensación de impunidad” por cierto que existe. Pero se trata de una “sensación” fundada en hechos mucho más nítidamente verificables que la cantidad de delitos"

    Excelente!

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