lunes, 25 de octubre de 2010

Si el gobierno controlara los medios, la muerte de Ferreyra hubiese "pasado de largo"


Si, como el kirchnerismo intenta hacerlo, los medios de comunicación estuvieran bajo el control del gobierno, el homicidio de Mariano Ferreyra hubiese tenido una significación política completamente diferente. Imaginemos el crimen de Fereyra en el contexto de un universo de medios controlados por el kirchnerismo. Es claro que, mientras Ferreyra agonizaba y finalmente moría, los medios kirchneristas estarían emitiendo programas femeninos, partidos de fútbol o sesudos comentarios políticos referidos a los logros del gobierno en programas cuidadosamente planificados con el propósito de proyectar la visión oficialista de la realidad.

El crimen de Ferreyra, en ese contexto, hubiese “pasado de largo” y no hubiera tenido lugar el costo político que ahora está afectando al gobierno por ese episodio. Seguramente, los informativos de la televisión pública y los de los medios afines al gobierno, hubieran informado que “en una escaramuza con delincuentes comunes que ya fueron apresados, tuvo lugar la muerte de un trabajador, cuya madre recibió las condolencias de la Presidenta”. En tanto, los diarios kirchneristas seguramente habrían dedicado un recuadro de diez líneas en la sección “Policiales” a “la muerte de un trabajador en circunstancias que rápidamente fueron aclaradas por la policía”. En este “relato” (permitámonos la licencia de apoderarnos del lenguaje cristinista) no habría patota sindical, presuntos homicidas fotografiados con ministros, barras bravas ligadas al poder político, generación de un clima de tensión omnipresente como consecuencia de la acción del gobierno, cuestionamientos de la oposición, síntomas de desintegración del aparato de gestión del kirchnerismo, búsqueda arbitraria de culpables, reacomodamientos políticos de oficialistas que perciben el fin de una etapa... Con los medios controlados por el gobierno, nada de todo lo que se viene diciendo desde el último miércoles tendría entidad pública.

Este fenómeno (que si el gobierno controlara los medios la visión pública de los hechos sería totalmente diferente) es poco perceptible porque nadie ve lo que no sucede y explica claramente por qué el gobierno desea desesperadamente controlar los medios de comunicación. La idea es que no se sepa lo que al gobierno no le conviene que trascienda y que se ofrezca, en cambio, una versión amañada de la realidad. La ley de medios, el asedio a Papel Prensa y la creación de un multimedios oficialista que nadie lee, escucha ni ve son los instrumentos de esa estrategia de manipulación de la realidad que el gobierno intenta llevar a cabo para tratar de impedir que episodios que lo salpican, como la muerte de Ferreyra, adquieran la trascendencia que verdaderamente merecen. Por eso, el enemigo del gobierno no es el Grupo Clarín sino el concepto de verdad objetiva. El enfrentamiento del kirchnerismo con los medios independientes está vinculado con el hecho de que estos medios son los que ponen la verdad objetiva al alcance del pueblo.

La muerte de Ferreyra y todas las connotaciones que este crimen ha traído aparejadas, es un buen ejemplo de los efectos que la existencia de medios independientes tiene sobre la sociedad y, al mismo tiempo, este ejercicio imaginario que hemos compartido permite intuir cuál sería la situación si esos medios no existieran y la información estuviera monopolizada por el gobierno como lo pretende el kirchnerismo. Es bueno comparar ambos escenarios porque los efectos políticos serían seguramente sustancialmente distintos.

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