martes, 12 de octubre de 2010

Oposición y tiempos políticos



Quizá el mayor interrogante que el escenario político argentino presenta está referido a si las corrientes de oposición llegarán a presentar proyectos alternativos al kirchnerismo en las próximas elecciones presidenciales y si el gobierno que surja de las elecciones estará en condiciones de iniciar un proceso de reparación de todos los desaguisados cometidos por los K en un contexto donde la gobernabilidad esté asegurada. Existen razones para conjeturar que eso sí sucederá aunque ahora las evidencias de que algo así ocurrirá no se perciban a simple vista.

Entre el gobierno y la oposición hay una diferencia sustancial: el gobierno es homogéneo y tiene un liderazgo claro y definido, en tanto que la oposición es heterogénea y está pugnando por definir sus liderazgos. Como los proyectos opositores están en proceso de gestación, en tanto que el gobierno es un proyecto plenamente en curso, da la sensación de que la oposición no está en condiciones de enfrentar con éxito al kirchnerismo y que esa dispersión favorece al gobierno, que encuentra así la posibilidad de obtener la victoria en las próximas elecciones y mantenerse en el poder.

Pero esta visión es un espejismo que confunde y le provoca decepción a mucha gente que dice, escépticamente, que “no hay una oposición fuerte”, explicando así que les parece difícil que el kirchnerismo sea desalojado del gobierno, precisamente porque no habrá quién le gane. Y es bastante cierto que, aquí y ahora, no hay un proyecto armado para ganarle al kirchnerismo. Esto es así porque los tiempos políticos están condicionados por las circunstancias institucionales. Para la oposición no tiene sentido tener ahora un proyecto electoral y de gobierno definitivamente delineado si las elecciones serán dentro de un año. Si la oposición tuviera definidos ya mismo sus candidatos, sus proyectos, sus programas, lo que sucedería es que, para el momento de las elecciones, esas iniciativas se habrían desgastado. Por eso en las corrientes de oposición no hay aún grandes definiciones y eso es lo que lleva a muchas personas a percibir que “la oposición no existe”. No es exacto que la oposición no exista sino que está madurando sus proyectos para someterlos a la consideración popular en el momento decisivo, es decir, el día de las elecciones, no antes. No tendría sentido que los proyectos opositores se muestren consolidados antes de las elecciones porque eso le facilitaría el trabajo al kirchnerismo que, con su habitual falta de escrúpulos, no dudaría en enlodar a quienes procuren desalojarlo del gobierno.

Por este motivo, por ahora, las corrientes de oposición van gradualmente saldando sus diferencias internas, acomodando sus prioridades, negociando espacios entre sus referentes y elaborando sus programas de gestión. A medida que se acerque el momento de las definiciones electorales, todas esas cuestiones se irán dirimiendo y la oposición sí presentará sus proyectos definitivamente consolidados. En eso se basa la percepción de que es posible derrotar al kirchnerismo y que sobrevenga un gobierno que sea razonablemente ordenado y que respete los principios institucionales y económicos básicos. En es contexto también es probable que aparezcan nuevas oportunidades para proyectar las iniciativas liberales al debate público. Pero ahora la prioridad es erradicar al kirchnerismo. Lo importante vendrá más adelante.

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