jueves, 3 de marzo de 2011

La presidenta reconoce el fracaso de la estatización de Aerolíneas Argentinas

La presidenta de la nación, cansada de las dificultades con las que se encuentra para dirigir Aerolíneas Argentinas, le ha indicado al ministro Julio De Vido que trabaje en la búsqueda de un socio privado que participe en la gestión de la empresa. Aerolíneas, cuya estatización el kirchnerismo había reivindicado como un “logro del modelo” se encuentra en un grado tan avanzado de deterioro que hasta la señora está preocupada y por eso busca empresas privadas que le resuelvan el problema. No queda muy claro cómo es que esto concuerda con las expresiones anteriores de este mismo gobierno que proclamaban la superioridad de la gestión estatal por sobre la acción empresarial privada pero seguramente los intelectuales de Carta Abierta podrán aportarnos alguna explicación que aclare lo que, a primera vista, parece una contradicción.

De Vido ya ha estado haciendo contactos entre grupos empresariales para invitarlos a sumarse al proyecto aunque, según las informaciones que han trascendido, no parece haber mayor entusiasmo por involucrarse en el negocio. La frialdad de los empresarios es entendible, Aerolíneas es una empresa copada de hecho por el poder gremial y cualquier empresario que se haga cargo de la compañía deberá enfrentar la cerrada oposición de los sindicatos que nuclean al personal. La primera decisión que deberá adoptar quien se haga cargo de la gestión de Aerolíneas Argentinas es despedir a los innumerables empleados que la empresa tiene de más. Por supuesto que el responsable de esta situación es el gobierno nacional, que manejó demagógicamente toda la cuestión y ahora no sabe como controlar el monstruo que él mismo creó. Y ahora la presidenta, en una decisión que indudablemente es diferente de la que aplicaría Néstor Kirchner si estuviera con vida, impulsa la privatización de la empresa.

Pero además de reconocer tácita pero evidentemente el fracaso de la estatización, el gobierno impulsa un modelo de privatizacion equivocado. El propósito del kirchnerismo es otorgar la empresa en “concesión”, de modo que Aerolíneas siga siendo del estado pero otro sea el responsable de su operatoria técnica y comercial. Lo que el gobierno no hace es lo correcto, es decir, desregular el mercado, garantizar la libertad de cielos y dejar que los operadores privados elijan a qué rutas volar, con qué frecuencias, a qué precios y con qué calidades de servicios, de acuerdo con las demandas de los pasajeros libremente expresadas en el mercado.

Pero el dato central de todo esto es que el gobierno de la señora, al “pedir la escupidera” de solicitar la participación de empresas privadas, está reconociendo el fracaso de su propio modelo de gestión estatal. Esto es lo que Néstor Kirchner jamás hubiera convalidado. Por mucho que Cris se dedique a ensalzarlo, “él” jamás hubiera permitido siquiera que se mencione la posibilidad de una privatización ante las dificultades que el estado omnipotente encuentra para administrar la compañía.

El gobierno se encuentra en un callejón sin salida que prefigura, a través de un caso particular, las condiciones en las que deberá desenvolverse el kirchnerismo en la hipótesis de que la señora sea reelecta. El “modelo”, sostenido artificialmente durante ocho años, está agotado. Si se lo intenta mantener en la misma dirección, estalla y el gobierno deberá asumir el costo político del fracaso. Pero el kirchnerismo, después de ocho años –y muchos más desde antes de acceder al poder- de reivindicar el estatismo, no tiene ahora credibilidad ni sustento políticos para promover un cambio de rumbo hacia un sistema económico con intervención del capital privado. La razón esencial de esta iniciativa hacia la re-privatización de Aerolíneas está vinculada con la imposibilidad de controlar a los gremios que están enquistados en la compañía, esos mismos gremios con los cuales el gobierno está aliado políticamente. Como se ve, se trata de un problema interno de la coalición gobernante, del cual la presidenta procura salir por medio de una política que colisiona con los fundamentos ideológicos en los que la gestión del gobierno se sustenta. Pero esto no está destinado a tener otro efecto que socavar las propias bases de sustentación interna del gobierno. ¿Qué sentido tiene apoyar desde la izquierda al kirchnerismo si el gobierno se embarca en una política privatista porque no puede controlar con eficiencia las empresas estatales? La presidenta ha reconocido que la estatización de Aerolíneas Argentinas ha fracasado. Y de ahí a la implosión del gobierno, no hay más que una distancia muy corta...

2 comentarios:

  1. En esta época "Cambalachera" que nos toca vivir y que tan bien describiera Don Enrique Santos Discépolo, en la que no hay valores, ni premio al esfuerzo ni búsqueda de la excelencia, la chatura intelectual es bien notoria, principalmente en la clase política gobernante, aunque la oposición no esté muy lejos.

    Hoy descubren que una empresa del Estado conviene transferirla al sector privado, mañana van a descubrir que hay que achicar los gastos, bajar el costo de contratación de trabajadores, respetar la Constitución Nacional y proteger al ciudadano honesto y en unos meses son capaces de descubrir hasta el agujero del mate.

    No escuchan, no leen, no piensan, no distinguen. Claro por eso se dedican a la política populista y estatista que los vincula al narcotráfico y toda la corrupción estatal.

    En cualquier otro desempeño sin corruptela y con competencia donde vale la eficiencia, el esfuerzo personal, la capacidad mental,no tienen posibilidades.

    Atentamente

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  2. ESCUCHAR, LEER, PENSAR , ESO NO ESTA EN LOS MANUALES DE LOS KKKKKKKK....!!!!!!!

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