miércoles, 30 de marzo de 2011

Mientras el gobierno es coherente y eficaz, la oposición es vacilante y dubitativa

Todos los indicios señalan que la ministra de justicia, Nilda Garré, no concurrirá hoy a la Cámara de Diputados, adonde fue citada para dar explicaciones por su inacción ante el bloqueo a la planta impresora de Clarín del último domingo. Si así procediera, la actitud de Garré sería lógica y consecuente con el accionar del gobierno que, simplemente, ignora a las instituciones y opera en el terreno de los hechos consumados. El problema es que, frente a esta conducta del gobierno, la oposición sigue expresando su “condena” y su “preocupación” por “la degradación del sistema republicano”. Mientras tanto, el kirchnerismo continúa consolidando los fundamentos de su poder.

El hecho de que Garré ignore la convocatoria para presentarse en la Cámara de Diputados es natural de parte de una ministra que tiene como práctica habitual el desconocer las órdenes de la justicia y ordenar la pasividad policial ante situaciones que exigen la intervención de la fuerza pública. Quizá no esté mal que los diputados convoquen a Garré a dar explicaciones, aún sabiendo que la ministra eludirá hacerse presente en el Congreso. De ese modo, al menos, no le darán la posibilidad de mentir que “no me presenté porque no me convocaron”. Sí, señora ministra, usted fue convocada y no se presentó. No podrá decir que no fue invitada a dar una respuesta.

La ausencia de Garré sería funcional a la estrategia del gobierno, que pretende que el episodio del bloqueo a Clarín quede sepultado en el olvido lo más pronto posible. La cuestión es: frente a este accionar del gobierno ¿qué plan de acción eficaz tiene la oposición? La realidad es que no tiene ninguno. Y ahí está la diferencia entre el kirchnerismo y la oposición y también la razón por la cual el gobierno se encamina a obtener la victoria en las elecciones a pesar de que su imagen no es buena.

El plan político del kirchnerismo no es del agrado de mucha gente pero es un plan, hay un curso de acción definido, se puede aproximadamente imaginar qué es lo que el kirchnerismo representa. La oposición no tiene un plan claro, sus propuestas son inconsistentes, se perciben como contradictorias, impracticables, ilusorias. Y eso explica por qué la oposición no está en condiciones de enfrentar seriamente al gobierno. El oficialismo puede no gustar demasiado –de hecho, a la mayoría de la población no le agrada mayormente- pero expresa un proyecto que es políticamente inteligible. Eso da, al menos, un margen de previsibilidad. Como la oposición no presenta una alternativa mejor, el krichnerismo termina consolidándose como el único proyecto “votable”. La previsible ausencia de Garré de la Cámara de Diputados es consecuente con el plan político del gobierno.

Dos ejemplos de la carencia de planes políticos por parte de la oposición los constituyen la decisión de Ernesto Sanz de negarse a participar de la interna radical que él mismo promovió y el anuncio de Mauricio Macri de que las elecciones en la Capital se realizarán el 10 de julio pero su partido no tiene candidato. ¿Qué adhesión pueden suscitar en el electorado políticos tan vacilantes, dubitativos, medrosos y contradictorios? Frente a esas ambivalencias, el gobierno es claro: bloquea Clarín, le dice a la policía que no actúe y cuando los diputados citan a la ministra, Garré les hace pito catalán. La Presidenta, mientras tanto, no se refiere al tema en sus discursos y los medios oficialistas pronuncian un discurso consecuente con ese curso de acción. La población percibe esta unidad de acción, esta coherencia en el desarrollo de la gestión política y termina prefiriendo al gobierno que a la oposición porque, al menos, le da una dosis de previsibilidad que los opositores no le ofrecen.

No se trata de que la población desconozca que lo que el gobierno hace está mal. Por el contrario, lo tiene muy claro. Pero el problema es que nadie hace nada mejor. Y entonces no hay alternativa posible. La opción es “kirchnerismo o caos” y, ante ese escenario, el oficialismo sigue siendo lo menos malo.

Si no se produce una reacción, las elecciones de octubre serán “un paseo” para el gobierno. Todavía nada es irreversible pero las perspectivas no son halagüeñas. No hay razones para el optimismo. Para obtener determinados efectos hay que operar sobre las causas. Y eso sólo lo hace el kirchnerismo. Por eso, hablando estrictamente, si gana las elecciones, la victoria será merecida. Que los cusantes de esto se hagan cargo de su responsabilidad.

2 comentarios:

  1. Muy buena lectura, es tal cual. La solución me parece que tiene que venir de la gente, la oposición no va a hacer más que entorpecer el terreno, porque los votantes siguen confiando que, de un plumazo, Forest Gump puede convertirse en Einstein.

    La mejor propaganda de Gobierno viene desde la oposición. Así es imposible salir adelante.

    Saludos
    PLPLE

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  2. Estimado Alejandro

    Felicitaciones por la presentación del libro.
    Tu libro es más que necesario en estos momentos de descalificación constante del liberalismo y de cuanta idea sensata que ande dando vueltas.

    Un lujo la charla y todos los comentarios que se generaron. Principalemnte sobre el tema de educación y los derechos de propiedad.

    Sobre Alsogaray, yo lo sigo reinvindicando en su tarea de armar proyectos liberales. En eso discrepo con López Murphy. López Murphy le cuestiona a Alsogaray su participación en gobiernos autoritarios pero no dice nada de la participación de liberales en gobiernos Socializantes como el de Alfonsín o el de la Alianza.

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